Sunday, October 15, 2006

Crónica Deportivo Aberdeen - Goya B

ABERDEEN Y GOYA PROTAGONIZAN UNA BATALLA ÉPICA
Lo del domingo no fue un partido de fútbol al uso. Fue una verdadera batalla entre dos colosos de la categoría. Entre Goya y Aberdeen hubo de todo lo que se puede pedir a un encuentro de fútbol: tensión, goles, trifulcas, polémicas, expulsiones, nervios, descalificaciones.... Nunca una entrada para asistir al Ernesto Cotorruelo fue tan rentable. Al final, un agónico empate a tres goles que sólo dejó contento a los goyescos.
La épica batalla comenzó bien pronto, cuando se comenzaban a atisbar las primeras luces del alba. El Goya acreditaba unos magníficos credenciales: se presentaban ante el Aberdeen imbatidos. Sin embargo, los rossoneros no son de fácil impresión, por lo que los goyescos tendrían que demostrar sus números en el terreno de juego.
El Deportivo Aberdeen, capitaneado por Antonio González, comenzó el encuentro bien plantado en el campo, con las líneas juntas y abriendo el campo por las bandas. Los goyescos, por su parte, se vieron sorprendidos ante el viril arranque rossonero. El Deportivo rompía la retaguardia enemiga una y otra vez por los flancos derecho e izquierdo gracias a las continuas incursiones de Jésus Niño y el Gran Capitán Antonio González. Goya se veía impotente y sólo tuvo un par de llegadas con cierto peligro a la portería defendida por un inspiradísimo Pablo Arjona.
No tardaría en subir el primer tanto al electrónico local, fruto de una magnífica jugada colectiva que finalizaría en las botas de Antonio González. La escuadra goyesca, contrariada, fue presa de los nervios, que le atenazaron durante el resto de la primera mitad. Con este panorama: los rossoneros, como insuflados de una inspiración divina, tocaban, creaban ocasiones y defendían como colosos, y Goya, perdidos en el campo comenzaban a surgir rencillas internas; la llegada de los goles rossoneros sólo iba a ser cuestión de tiempo. Así, el segundo tanto nació de las botas de Jésus Niño que, en una jugada personal por la banda, dejó atrás a los zagueros rivales que le salían al encuentro y tuvo la pericia de colar el cuero por la única rendija posible. Gol que produjo un golpe moral inmenso en las filas locales y la incredulidad en el equipo invicto hasta esos momentos.
Aberdeen tenía el encuentro encarrilado, combinaba con criterio, eran solidarios en defensa... por lo que el tercero de la mañana no tadaría en llegar. Fue en los últimos instantes de la primera mitad cuando una gran jugada rossonera finalizó con un tanto de bellísima factura nuevamente de Antonio González, pichichi del club de Mirasierra. Los jugadores aberdinistas se fueron a la caseta con una sensación que nunca habían sentido antes. Iban ganando con claridad a un equipo, sobre el papel, superior a ellos.
Sin embargo, en la segunda mitad se iba a destapar la caja de los truenos. La comodidad, el buen juego y la exquisita pulcritud con que se disputaron los primeros veinte minutos se iba transformar en marrullería, patadas a destiempo, descalificaciones personales, empujones... Y es que el árbitro reivindicó durante esta segunda mitad la dosis de protagonimso que se le había negado durante la primera. El trencilla no supo cortar el juego sucio de Goya, no señalaba claros fueras de juego, pitaba faltas inexistentes al borde del área rossonera... Esto provocó que el encuentro se le fuera de las manos. El partido ya no tenía dueño, era como un barco sin capitan que navega sin rumbo fijo cuyo final es totalmente inesperado. Las tanganas se sucedieron una tras otra fruto de feísimas entradas de Sadam Zohuer ("el Egipcio") a Carlos Rego y Barto, respectivamente.
Con los nervios a flor de piel, Goya sólo se podía encomendar a la épica para remontar el partido, y vaya que si lo hizo. Su primer gol llegó a falta de cinco minutos para el final. Se mascaba la tragedia en las filas locales. El segundo, un minuto despues de rebasar el tiempo reglamentario. Sólo quedaba un minuto, o al menos eso aseguraba el colegiado (por llamarlo de alguna manera, ya que seguramente esté en la Federación porque desgrava o quizá pertenezca a Proyecto Hombre). Parecía que el Aberdeen se iba a meter los tres puntos en la buchaca, aunque el árbitro no señalaba el final y eso que ya pasaban cinco minutos de tiempo añadido. Sin embargo, el trencilla no pitaría el final hasta conseguir su objetivo: el empate de Goya (el domingo parecía el equipo del Gobierno). El tanto se produjo pasados siete minutos del tiempo reglamentario, lo que provocó la ira en las filas rossoneras, que no acababan de creerse la situación. Sin más incidencias, los jugadores de ambos equipos enfilaron camino hacia la ducha.
Polémicas aparte, el domingo nació un clásico, una rivalidad que trasciende el ámbito deportivo y que desata las pasiones del respetable. Así pues, contamos los minutos que faltan para que Goya y Aberdeen vuelvan a encontrarse en el camino.

1 Comentarios:

At 10/15/2006 1:51 PM, Blogger Presidente said...

Me siento halgado, pero he de decir, que el tercer gol fue de Carlos Rego, no quitemos meritos a uno de nuestros cracks

 

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