Crónica Atlético Hispanidad-Deportivo Aberdeen

HISPANIDAD Y ABERDEEN EMPATAN A DESPROPÓSITOS

El Atlético y el Aberdeen firmaron un empate sin goles en un encuentro sin mucha historia. Ambos conjuntos se enfrentaban a un partido vital para sus intereses, aunque cada uno por diferentes motivos. Los rossoneros pretendían encadenar su tercera victoria consecutiva y acometer por fin su asalto a la zona noble de la tabla, tras dos años de peregrinaje por las cloacas de la categoría. Hispanidad, por su parte, tenía una gran oportunidad de materializar su primera victoria en liga (marcha en penúltima posición con tan sólo dos puntos) y alejar así los fantasmas del descenso. Sin embargo, los dos clubes ni supieron ni quisieron hacerse con el preciado botín de los tres puntos.

El choque comenzó como de costumbre para los de Antonio González. Apenas transcurridos unos segundos desde que el trencilla diera el banderazo de salida, el delantero hispano Marcel Dunof, tras un saque de lateral ofensivo, logró rematar un preciso testarazo que el arquero Arjona logró atajar no sin dificultades. A partir de aquí el encuentro se sumergíó en un profundo letargo en el que el centro del campo se erigió en protagonista y los guardametas eran meros espectadores.

A mediados de la primera mitad el Aberdeen se deshizo de la caraja y comenzó a combinar con cierta eficacia en posiciones de ataque, aunque no dejaron de ser fuegos de artificio. Por su parte, Hispanidad demostró seriedad en defensa y escupía cada balón que se dejaba ver por la línea de tres cuartos. Así como la línea defensiva amarilla parecía ser un fortín inexpugnable, el ataque se demostró torpón y sin ninguna claridad de ideas (llevan dos goles a favor en cinco partidos). La única forma en que el Atlético llegó con cierto peligro al área rival fue mediante jugadas a balón parado, en las que los zagueros rossoneros se mostraron algo desafortunados, aunque la seguridad que infunde Arjona bajo palos desbarató cualquier posibilidad de gol. Al final de la primera parte, Arjona volvía a ser protagonista cuando el colegiado decidió no señalar un claro fuera de juego de Franco Colucci, lo que provocó una airada refriega entre el árbitro y el guardameta.

La segunda mitad fue un calco de la primera. Llegadas aisladas con peligro del Aberdeen, en las que los delanteros rossoneros no demostraron mucho olfato de gol y algún remate de cabeza, sobre todo del gigantón Guido Lazen, y disparos a balón parado por parte de los hispanos. La jugada clave del partido llegó mediada la segunda parte cuando el trencilla anuló por fuera de juego un excelente disparo de Carlos Rego a pase de Antonio González. La decisión causó estupor entre jugadores y aficionados puesto que la posición del mediocampista rossonero era del todo legal.

Sin embargo, no fue esta desadortunada jugada la que encrespó al equipo visitante. Sería la entrada en el campo en los últimos instantes del partido del defensa Barto. Salió con el objetivo de centrifugar el partido. Lo consiguió; pero en las filas de su propio equipo. Entró en el terreno de juego con tantas ganas que algunos de sus compañeros le tuvieron que remprender su ímpetu. Y es que cuando el bravo zaguero se enfunda la casaca rossonera se transforma en un verdadero perro de presa. En este estado latente de nervios, en el que Aberdeen atacaba frenéticamente e Hispanidad se defendía y perdía tiempo se llegó al final del encuentro, no sin polémica por aquel gol desbaratado por el colegiado.

En la zona mixta, se puedieron escuchar diferentes interpretaciones del encuentro que finalizó en empate sin goles. Mientras Miguel Asunción aseguraba que habían disputado "el mejor partido de la liga hasta ahora", Barto declaró que "el Aberdeen es un despelote". El defensa aberdinista añadió que "Antonio no sabe como manejar estos momentos difíciles. Yo sé que lo que estoy diciendo no me va a ayudar a tener más minutos en el equipo, pero es lo que siento".